jueves, 10 de diciembre de 2020

Superar una ruptura: "I will survive"

Antes de nada: pon la música.


Estás leyendo estas líneas porque te han dejado. 

Superar una ruptura
-sistema de 10 pasos-

1.- No se muere de amor. Ese dolor en el pecho, ese agujero que sientes donde se supone que late un corazón, esa desazón generalizada que se te instala en la boca del estómago... Pues de eso no te mueres. La vida sigue. Hale, arrea. Es que no hay mucho que añadir: VAS A VIVIR. Al principio se trata de "sobrevivir": levantarse, llorar, desayunar, llorar, ducharse, llorar, trabajar, llorar... 

2.- Odiar no es el camino. Algunas personas te dirán que odiar a tu ex te sacará de ese estado, de esa letanía. No sé si es cierto, lo que sí puedo asegurarte es que no es sano para ti. Sea cual sea la razón de la ruptura, esa relación existió para algo. No está bien convertir lo que surgió del amor en puro resentimiento. Ése no es el punto desde el que quieres vivir. Desoye a esas personas. 

3.- Muévete. Al principio hay que moverse y generar inercia. Tranquila, es sólo el primer momento. Y cuando digo "muévete", lo digo literalmente. No puedes dejar que tu cabeza tome el mando, a veces la jodida es traicionera y abre puertas que deben permanecer cerradas. Así que sí, muévete y evita escuchar esa voz quejumbrosa.

4.- Busca cosas que te llenen. Que sí, que te escuecen las mejillas de tanta lágrima, pero como ya has descubierto que no puedes morirte de desamor, la vida consiste en llenarla de cosas bonitas (para cada uno las suyas). Haz lo que sea que te guste: paseos, naturaleza, libros, plantas, música, baile, actividades deportivas, amigas, actividades manuales, aprender un idioma nuevo...

5.- Tínder no es una opción. Aléjate de cualquier app de citas. Ese vacío que sientes no lo colmará otra persona nunca. Además, las redes sociales magnifican cualquier sentimiento. Sí, es un chute lo de los likes, los matchs, las conversaciones con un montón de tíos, sentirte atractiva, deseada... Y quizá más adelante pueda ser un recurso si te apetece tener relaciones esporádicas, pero pasa un tiempo contigo misma, date espacio para sanar todas esas heridas. Aunque creas que ha sido él, estaban ahí antes.

6.- Apodérate del espacio. Si te quedas en la casa que compartíais, dedica un poco de tiempo a hacerla tuya. Ahora tienes tiempo de descubrir cuál es tu estilo, sólo tuyo, sin necesidad de negociar. Puedes comprar esos cuadros que nunca le gustaron, llenar la casa de plantas, poner esos cojines peludos que le daban alergia. Haz de tu casa tu hogar y aprovecha para conocerte un poco más en soledad.

7.- Mímate. Nadie va a quererte y cuidarte más de lo que tú lo hagas, así que empieza a tratarte bien: ponte cremas que te hagan sentir suave, compra esas flores que te gustan y te parecen un "derroche" (¿sabes? Cinco euros a la semana no van a marcar la diferencia entre la riqueza y la pobreza; y si no puedes y te gustan, date un paseo a las afueras y pilla unas flores silvestres que alegren tu casa y tu corazón), dedica unos minutos a meditar, pon la música a tope en el salón y baila... ¿Qué te apetece? Concédetelo.

8.- Desengánchate. Esto es lo más difícil. No te fustigues si le escribes, pero cada mensaje es un paso hacia atrás, un día que te alejas de ese momento (que te prometo llegará) en el que sonreirás plena y feliz. Además, en estos momentos es súper fácil caer en el punto loca: mensajes extra largos cargados de reproches. Hazme caso, te arrepentirás después y te reirás de esa versión lastimosa de ti misma. No obstante, salvo que termines con una orden de alejamiento, nada nunca es tan grave. 

9.- Llora. Te parecerá una tontería, pero llorar limpia, drena, ayuda. No te instales en la queja, pero deja que todo lo que hay dentro salga. Y no te asustes cuando creas que lo has superado y vuelva el dolor. El primer año es duro: el primer cumpleaños, el primer aniversario, la primera Navidad... Y sí, hay recaídas. No pasa nada. Deja que salga, no le des más importancia de la que tiene y sigue. La vida sólo tiene un sentido: hacia delante.

10.- De todo esto te reirás, te lo prometo.  Cada una tarda su tiempo, pero tarde o temprano caerás en la cuenta de que ese drama no es para tanto, de lo ridículo del asunto y de que estás rodeada de personas que te quieren y te apoyan. Da igual lo triste que sea tu historia porque puedes contarla entre risas, te lo juro. Yo me comprometí conmigo misma a que sólo lloraría de risa, así que cuando estoy triste y se me va a escapar alguna lagrimilla, compro unas chucherías en forma de dentadura, quedo con una amiga y hago terapia. Sólo hablamos de cosas serias con las dentaduras puestas. 

 

Querida amiga:

Quizá ahora pienses que tu vida ha terminado, pero no sabes lo equivocada que estás. Tienes una nueva oportunidad para ser feliz. Que sí, que es una jodienda a esta edad empezar otra vez, que quizá tengas hijos, los temas legales se dilaten, te mires al espejo y te veas más vieja, más gorda y más cansada que nunca. Pero ésa no eres tú. Tú eres el brillo en tus ojos, la fuerza de quien se levanta tras la caída, esa sonrisa que se entrevé... No lo sabes, pero si ahora mismo te abrieran un agujerito hacia el futuro, respirarías tranquila porque te espera una vida maravillosa. Vive este momento, te toca, pero no te enfangues, no hace falta. Disfruta esta etapa. Después llegará otra. Y olvídate por ahora del amor romántico, porque estoy segura de que amor no falta en tu vida (mira a tu alrededor, todas esas personas que están ahí te aman). Y si hay alguien en tu camino, tranquila, te lo cruzarás, y si es necesario, chocarás con él. Pero este instante es para ti, para que aprendas que eres un ser completo, que tienes en ti todos los recursos necesarios para ser feliz y que desde la necesidad no se construye ninguna relación sana. 

Un abrazo. Tu yo del futuro.