Resulta que mi pareja y yo hemos comprado una casa, concretamente el piso de alquiler en el que llevaba viviendo quince años, así que había tirado y redistribuido todas las estancias cientos de veces... En mi cabeza, quiero decir. Y llegó el momento de materializar ese sueño. Os voy a ahorrar el proceso y, con suerte, bastante sufrimiento, ira, desesperación y discusiones. Así que, una vez más, poned la música y reíros conmigo. Por cierto, la premisa de este vídeo es que la reforma la llevéis a cabo sin contratar a un arquitecto que supervise la obra. Si fuera así, entiendo que os ahorraríais el 90% de los problemas. Pero estamos hablando de una reforma, no de una obra nueva.
Qué hacer y no hacer en una reforma
-sistema de 10 pasos-
- No supongas nada. La premisa de cualquier obra es no hacer suposiciones. Y cuando digo "nada" es sobre nada. "Ellos lo tienen que saber, no es su primera obra". Tú pregunta,
- Presupuesto cerrado. Ya, parece un básico, pero mi obra la hemos hecho por el sistema de "administración", que se suponía que iba a salir más barato... No os digo el incremento porque hasta que no termine no lo sabré. El caso es que si pagas por día, pues el trabajo se eterniza, porque no les pesa a ellos. Es más, si no tienen otra obra en la que meterse al terminar, ¿para qué van a hacerlo rápido?
- Materiales en plaza. Esto en la Península no debe ser un problema, pero yo vivo en Canarias y aquí todo tarda "un mes", que se convierten en tres. No hay nada en stock, nada. Si empiezas la obra sin los materiales puedes verte en la situación de que los necesiten y tarden un mes más en llegar.
- Medidas. Hay cosas en las que tú no deberías estar encima, que cualquier profesional debería preguntarte, pero como partimos de la base de que "no hay que suponer nada", lo siguiente es que tengas en cuenta todas las medidas y las revises. Sí, tú. Algo como poner un interruptor al lado de la puerta puede terminar siendo un problema si no tienen en cuenta el tamaño del tapajuntas... Y arreglar supone quitar y volver a poner, más tiempo y más dinero.
- Colores. Sobre todo en los baños, si no tienes iluminación natural, ten en cuenta que se va a ver mucho más oscuro que en la tienda. Mucho. Nada se parece a la foto de un catálogo, olvídate. Así que si no quieres ducharte en una gruta, apuesta por colores claros, porque no lo van a ser tanto en tu casa.
- Fotos. Saca fotos a las cosas que te gusten en persona y haz un listado de lo que quieres, que después te lías con las referencias, los colores, los tamaños y las formas. Parece una tontería, pero desde que eliges hasta que lo ves puesto pasan varios meses. Cuando has visto un centenar de baldosas, te olvidas de cómo eran exactamente. Te llega el lavabo cuadrado y piensas, ¿no lo elegí ovalado? Parece una tontería y pensarás que a ti no te va a pasar, pero sucede. Yo elegí unas baldosas muy bonitas con relieve en un color beige, todo muy mediterráneo, y cuando las pusieron tenían unas rayas, un color poco uniforme, unas manchas... Pues han insistido hasta la saciedad en que las baldosas eran así. Lo único que podía pensar de mí misma era que estaba ciega y tenía el peor gusto del mundo. Pues oye, que tengo la foto en el móvil del día que las elegí: color uniforme, sin rayas ni manchas. Pero puede costarte la salud mental.
- Interiores. Ésta también va íntimamente ligada a la de "no suponer". Cuando preparas una reforma habrás visto cientos de vídeos, fotos, reels, tutoriales, "antes y después", etc. Resulta que hay cosas que das por supuestas. A mí me pasó con el interior de los muebles de cocina. Todos los muebles que había visto tenían cajones que llegaban al borde inferior. En la tienda que escogí pedí todos los interiores con cajones, dando por hecho eso y resulta que cuando los han instalado hay un espacio desaprovechado en la parte inferior por la bisagra de la puerta... Además, me han colocado los cajones a una altura muy rara, sin repartir el espacio interior del mueble.
- Planificación. Al principio de una obra hay muchas cosas que hacer, así que los obreros están siempre ocupados. El problema viene al final o cuando unos dependen de otros. En caso de que el presupuesto sea cerrado y de que lo contrates todo con la misma empresa, ya se ocuparán ellos de que los profesionales estén coordinados; si, como yo, cometes el error de pagar por días, puede pasarte que haya días que estén mano sobre mano. Así que, al final de la obra solicita una planificación para que no se alargue en exceso.
- Si te ponen pegas, no lo hagas. Te parecerá una tontería, pero si te empiezan a poner pegas con algo, no lo hagas o simplifica el diseño. Lo mismo pasa si hay dos formas de hacer las cosas y ellos te indican una: seguramente el otro acabado no saben hacerlo. Ahórrate un cabreo. ¿Sabes esos rodapiés tan chulos que van a faz de la pared y que llevan led? Si les ves cara de "esto cómo se instala" pon unos de toda la vida, porque no hay nada peor que algo mal puesto.
- No te anticipes, pero pregunta. A veces vemos las cosas a la mitad y no nos gustan. No te anticipes ni sufras, pero no lo dejes estar. Acuérdate, nunca puedes suponer. Pregunta.
- EXTRA 1: tu casa no es un reel y para todo hay un relleno. Todas esas cosas maravillosas que ves en Instagram no se corresponden con la vida normal. Baja tus expectativas, serás más feliz. Nadie te va a enseñar lo que está mal, ni caes en los detalles cuando ves algo. En cualquier caso, todo es susceptible de ser rellenado con alguna pasta... ¡No desesperes!
- EXTRA 2: "es la medida estándar" y "la normativa no lo permite / lo exige". Cuando empiezas una obra te topas con dos conceptos recurrentes: los estándares y la normativa. Cualquier cosa que te hagan es porque es "estándar", da igual lo que sea y lo que tú tuvieras en mente, lo han puesto así porque es estándar. Además, puede estar así en un cuarto de baño y en el otro a otra medida, también será estándar. Y si no, siempre puede ser "por normativa". ¿Cuál? Ni idea. Y da igual que te empapes el código técnico de edificación. Ah, eso si no te saltan con que no les gusta, que también tienes que tenerlo en cuenta: puede no gustarles.
Las obras suponen un desgaste enorme. De hecho, creo que terminas cediendo por ese motivo: sólo quieres que terminen y se vayan. Cualquier defecto te parece asumible y terminas generando una "ceguera de obra".
Si te metes en esto en pareja, intenta no pagar tu frustración con el otro. A mí me ha costado un montón de discusiones. De hecho, ahora que se acerca el final estamos teniendo algunas muy absurdas. De hecho, tuve que irme de viaje y decidir tomarme esto de otra forma, si no, no sé si habríamos superado la reforma. Paciencia.